5 de septiembre de 2008

MOZARTEUM JUJUY RECIBIO OBRAS DEL BARROCO AMERICANO Y COMPARTIO EXPERIENCIA MUSICAL DEL ORIENTE BOLIVIANO

San Salvador de Jujuy, 4 de septiembre de 2008 (Agenda Pública) El Director del Sistemas de Orquesta de la Chiquitanía boliviana, Rubén Darío Suárez Arana estuvo en Jujuy convocado por el Grupo Arte y Transformación Social, en el marco del ciclo de formación de gestores culturales. Durante su estadía visitó diversas formaciones orquestales y corales, disertó sobre el valor del arte en los procesos de desarrollo y mantuvo reuniones con músicos y directores de Jujuy, Rosario y Córdoba. Al término de su visita, dirigió un concierto en la Iglesia San Francisco donde el Coro y la Orquesta Infanto Juvenil de la Provincia interpretaron obras del barroco boliviano.
Suárez Arana concretó también en ese marco la donación de partituras de Doménico Zippoli y de las sonatas barrocas que integran los archivos musicales de Chiquitos y Moxos. Obras del Siglo XVIII producidas e interpretadas en las antiguas misiones de Chiquitos, pueblos declarados por la UNESCO como Patrimonio Cultura de la Humanidad.

Rubén Darío Suárez Arana escuchó en Jujuy los ensayos de la Orquesta Infanto Juvenil y la Camerata Jujuy -ambas dirigidas por el Prof. Sergio Jurado-. También visitó a la Orquesta de Maimará que dirige Nora Beraglia, la incipiente formación de Purmamarca que dirige Sergio Jurado y al Coro que dirige Hernán Gil en Tilcara.
Además desarrolló un trabajo conjunto con la Prof. Isolda Sanchez en la preparación del Concierto que se escuchó en la Iglesia San Francisco y donde el coro interpretó junto a la Orquesta piezas del barroco como Canto de Entrada para la celebración de San Ignacio de Loyola y el Salmo 116 a El Magnificat. Estas obras fueron compuestas por Domenico Zippoli, un hombre que vivió en Córdoba consagrado a la formación religiosa y desarrolló una rica producción musical que fue llevada a la zona de Chiquitos donde los indígenas bolivianos reinterpretaron y atesoraron esa expresión.
Cabe destacar que Rubén Darío Suárez Arana efectuó una donación de partituras del barroco boliviano que fueron recibidas por la presidenta de Mozarteum Filial Jujuy, Silvia Cornejo de Casas. Las obras pueden ser reproducidas por todas aquellas instituciones, músicos y personas que lo deseen. Para ello deben concurrir de lunes a viernes de 18 a 20, a la sede de Mozarteum (Lamadrid, al lado de Capilla Santa Bárbara).


LA MUSICA COMO OPORTUNIDAD DE
DESARROLLO PERSONAL Y SOCIAL


En diálogo con Agenda Pública, Rubén Darío relató la experiencia orquestal de la zona del oriente boliviano, donde hace 12 años comenzó a gestarse un movimiento que busca desarrollar expresiones artísticas en comunidades altamente empobrecidas, pero con una rica historia y un legado cultural que está comenzando revalorizarse y se proyecta como herramienta de desarrollo de la región.
La experiencia fundacional tuvo lugar en Urubichá, un municipio indígena en la actual provincia de Guarayos, a 340 km de Santa Cruz de la Sierra, donde Suárez Arana constituyó un Coro y Orquesta Infanto Juvenil. Esta exitosa experiencia se replicó posteriormente en otros pueblos cercanos y actualmente hay 18 orquestas distribuidas en barrios y pueblos de la ciudad de Santa Cruz. “Nuestro objetivo es que los niños puedan desarrollarse como músicos y accedan a nuevas oportunidades de crecimiento y de trabajo que derrame beneficios en la comunidad”, afirmó el director. “Nos dimos cuenta que más allá de la música, había situaciones sociales que atender y nuestro desafío fue empezar a darles oportunidades a las personas que estábamos formando como músicos, vale decir llegar a su casa, a su familia, conocer sus problemas y tratar de proveerles una solución”.
“El desafío de los últimos años fue orientar la orquesta como factor de desarrollo humano. Yo le llamé a esto la responsabilidad social del arte” subrayó Suárez Arana y explicó que este concepto alude a “ lo que el arte hace con las personas y cómo influye el arte en un proceso de transformación de la persona y del entorno donde vive”.
Puso de relieve el director orquestal la potencialidad que tiene el arte que “es capaz de transformar una sociedad violenta en una sociedad que empieza a cultivar valores, puede sacar a un niño de la calle, el ocio pude transformarse en un cúmulo de búsqueda de virtudes y desarrollo de habilidades que van producir múltiples beneficios en los niños y en su comunidad”.
Además, agregó, “con el arte los chicos crean disciplina, cultivan la atención, y mientras más gerencia del tiempo tenga el chico mayor será su capacidad de rendimiento intelectual, además de influir en el desarrollo espiritual”.
También destacó el efecto modélico de quienes hacen arte: “Se convierten en referentes de su comunidad, de alguna manera son ejemplos para el resto y esto eleva la autoestima de los niños, lo que es fundamental para trabajar en la recuperación de su capacidad de transformación”.

EL BARROCO BOLIVIANO
Explicó Rubén Darío Suárez Arana que “en Bolivia se han producido dos tipos de barroco: el colonial que se tocaba en las catedrales donde estaban los grandes maestros que componían música al estilo europeo renacentista, y otro barroco que perteneció a una experiencia específica, las misiones de franciscanos, dominicos y jesuitas. Estas misiones eran una especie de estado independiente donde los misioneros, en procesos de evangelización, enseñaban música a las poblaciones indígenas”.
“En la región de Santa Cruz se fundaron las reducciones de Chiquitos y en el norte de Bolivia se crearon las Misiones Jesuíticas de Moxos. En esos lugares, entre 1691 y 1756 se compuso música para solemnizar los oficios religiosos. Con la expulsión de los jesuitas esa música quedó olvidada y recién en los años 70 del siglo XX, durante el proceso de restauración de las Iglesias, se redescubren estas piezas. A este género se lo conoce como barroco misional”, explicó.
Estas piezas recuperadas han sido puestas en valor nuevamente a partir de las interpretaciones de las orquestas del sistema que dirige Suárez Arana, pero además han adquirido gran relevancia en el marco del Festival Internacional de Música Barroca “Misiones de Chiquitos” que comenzó en 1996 y se ha convertido en uno de los festivales más importantes del mundo en su género.
Con respecto a las características de esta música, destacó Suárez Arana que “se trata de un barroco alegre, inocente, simple, porque no se piensa en las formas de composición ortodoxas. Esta música fue compuesta en muchos casos por aprendices que sabían como sonaba la armonía y componían. Tenían muchos errores de composición, pero sonaba bello”.
Precisó el director boliviano que esta música expresa alegría porque “refleja la cultura de estos pueblos donde no existía la concepción del pecado y de la culpa. En cambio hay alegría y pasión”.
En Bolivia, la música barroca misional o americana ha comenzado a tener una gran importancia, porque es un patrimonio único que hoy podemos compartirlo con el mundo. Nosotros tenemos una música compuesta en un proceso histórico de evangelización, que tiene características particulares y eso nos distingue y ha generado una atracción que hoy se ve en el Festival Internacional “Misiones de Chiquitos” que convoca a músicos y orquestas de todo el mundo que vienen a ejecutar y a escuchar estas obras. Tenemos una riqueza que queremos difundir y por eso es que nos especializamos en esta recuperación”, concluyó Suárez Arana.

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